viernes, 12 de diciembre de 2014

Crónicas de la Pequeña Jungla I

Cuando mi consciencia comenzó a tomar forma y noción, noté que me hallaba  inmerso en un líquido y confortable éter. Para mí solo existía la oscuridad, el tiempo y el espacio solo eran una pantomima, una ilusión que no me afectaba. Al menos así fue hasta que crecí lo bastante como para comprobar los límites de mi hogar. Mi tranquilidad se fue sustituyendo por la desagradable comezón de una incipiente claustrofobia. Cada vez había menos humedad y más prisión. Tan solo una idea cruzaba por mi cabeza: Salir de allí. Haciendo acopio de toda la energía de la que disponía, golpeé la pared repetidas veces. Al principio permaneció inamovible, mas tras un par de golpes noté como la superficie iba cediendo, tornándose elástica. Un pequeño rasgón que fui ampliando y pronto pude salir al exterior. Un nuevo y luminoso mundo se abría ante mis ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario